jueves, 4 de abril de 2013

Capítulo 4

El Gran Día

Una mañana de primavera fuimos de paseo con nuestros padres a una
granja escuela, de ésas donde nos dejan tocar a los animales y darles de comer;
yo saltaba de la emoción, no me lo podía creer, hasta los cerdos llenos de lodo
eran guapísimos, me apetecía achucharlos, si no es por mi madre,
que me miró fijamente, y en tono muy alto, casi gritando, me
dijo: "¡Ni se te ocurra, Chispa!
Yo quería, peeero... tenía que obedecer...
Cuando yo sea mayor… lo tengo clarísimo,
voy a ser doctora de animales, y voy a tener una
pareja de cada animal que existe
como sucedió…
“Hace miles de años, existió un hombre llamado
Noé, que construyó una barca gigante y en ella metió
a su familia y una pareja de cada especie animal. Llovió
muchísimo, y gracias a él se salvaron, porque lo
único que sobrevivió a la tempestad fue la barca y
todos sus habitantes”.
Yo voy a hacer algo parecido pero en una gran
finca y los voy a achuchar a todos, solo espero que no
llueva tanto y que nadie desaparezca.
¡Será genial!
Mis padres son los mejores del mundo mundial.
Creo que todos los niños opinamos lo mismo, pero los
míos son geniales, saben que me fascinan esos sitios
tan naturales… Y justo me llevan ese día... el día donde
todo cambió...
Llegamos a un inmenso prado, me detuve a tocar
un poni chiquitín, chiquitín, tenía una semana de
vida, era tan mono (pero mono de bonito, no de mono
“uu aa”) junto a una hermosa y gran vaca disfrutaba
del paisaje, sentía un fresco olor a hierba recién cortada,
ummm… me encanta ese aroma, ese lugar era
mágico, aunque a veces ese rico olor se mezclaba
con uno no tan agradable, las cacas de los animales,
uaggg ¡¡qué asco!! Hay muchísimas por todos lados, el
señor que cuida la granja nos dijo que las cacas servían
para abonar la tierra, de ese modo, el pasto, que
es la comida de ellos, salía de buena calidad; en fin,
así es el campo...
El sol brillaba más que nunca, el cielo estaba
completamente despejado, escuchaba el
dulce tintinear de los pajaritos…
Pipipipipipipi...
De repente, una luz llamó poderosamente mi
atención, ¿será el reflejo del sol? —me pregunté. Pues
no lo vas a creer, entre la hierba había una piedra muy
rara, no era más grande que mi mano, tenía muchos
colores, parecía una estrella de mar. La cogí y vi tallado
en el centro un nombre:
“AMTRAMAGIC”
Sí, sí, “AMTRAMAGIC” es una piedra
especial, nunca había visto nada igual, ¡me la llevaré
de recuerdo! La metí en mi bolsillo y seguí disfrutando
del paisaje y de los animales, por supuesto, pero sin
dejar de pensar en la estrella… ¿Qué significará ese nombre?
En cuanto llegue a casa lo buscaré en internet,
supongo que allí me lo explicará; porque mi
padre siempre dice:
"Lo que no aparece en internet, no existe".

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